CARPE DIEM (Horacio 65aC-8aC) “Toma este día como si no fuera a existir el siguiente”

martes, 21 de abril de 2015

LAS SUELAS DE MIS ZAPATOS



Las suelas de mis zapatos no solo tienen un poquito de mí, porque las suelas de mis zapatos,  son en realidad, mi “otro yo”.
A ellas no puedo engañarlas ni mentirles porque tienen absolutamente conciencia hacia donde dirijo mis pasos. También en cierta medida el control al conocer perfectamente hacia donde voy.
Las suelas de mis zapatos son el guardián de secretos. Conocen al dedillo las voces de los demás y hasta el eco de mi propia voz.
Pero jamás dicen,  comentan ni hablan ni se les escapa un suspiro o monosílabo.
Son distintivos de su raza y especie el silencio y la discreción.
Me respetan y a la vez les guardo un profundo respeto. Un cariño entrañable y aunque hace miles, miles de años que no me hinco ante un confesionario, son mi confesor.

Han recorrido a mi lado caminos inexpugnables. Me han ayudado a retomar sendas extrañísimas guiándome por donde ni siquiera sé donde estoy.

Las suelas de mis zapatos –aunque las renueve de tanto en tanto para que puedan seguir vigilando mis pasos- lloran mis desgracias tanto como las lloro yo.

Me consuelan,  ronronean cuando las acaricio como un tímido modo de darles las gracias por no abandonarme, por empujar las locuras que bullen en mi cabeza para salir del atolladero sin siquiera dignarse a preguntar: “¿qué he hecho yo para merecer esto?” ó “¿porqué yo?”…
Las suelas de mis zapatos almacenan y registran como ¡nadie!, portazos dados en plena cara. Mentiras y promesas. Proyectos que “ni locos” podrían llevarse a cabo.

Pero aún así ¡ahí siguen! Animándome a dar un paso detrás de otro sin aceptar jamás un “NO”. Susurrando que si “no me enseñaron a CAMINAR ¡qué aprenda!”, que el trayecto nunca será fácil pero todo depende de la habilidad -para sortear escollos- del peregrino caminador.

Y gracias a ellas he comprendido que a pesar de la rabia y la angustia, la puntada que acecha en ocasiones cerca del corazón, a pesar de la fatiga, la sed y el hastío, aunque me sienta sola  y desvalida, ahí estaremos como siempre, apoyadas la una en la otra…las suelas de mis zapatos y yo…

(cora.lasso@hotmail.com)