CARPE DIEM (Horacio 65aC-8aC) “Toma este día como si no fuera a existir el siguiente”

viernes, 31 de octubre de 2014

"¿A QUE NO TE ATREVES? "



Aunque no escriba sobre ella, aunque no la traigo a colación, está ahí. Aquí. Siempre presente.
Tanto su figura como sus guiños.Sus miradas, sus consejos velados. Su sabiduría. Su eterno cariño. Su afán por protegernos.
Sus enseñanzas.
Su amor.
Su calor.

Mi abuela María tenía la sana costumbre de “no tirar nada y aprovechar todo”, incluso cuando sobraba un trozo de pan y ya no podía ni siquiera rallarlo le daba un beso antes de echarlo al cubo de basura “porque ¡hay tanta gente que se lo llevaría a la boca sin pensárselo dos veces”…

Mi abuela era una artista en el remiendo, en zurcir calcetines colocando un mate para que estuviesen estiraditos y no equivocar la puntada.
En hacer dobladillos en los bajos de los pantalones.
En achicar cinturas de las faldas.
En fabricar repasadores de paños de cocina, para sacarle brillo al fogón.
En recortar toallas enormes y requeté usadas para hacer minúsculas toallitas solo para quitar el polvo de las manos o el sudor.

Confieso que muchas veces quise imitarla, pero las manualidades no eran – ni son lo mío- y por más que insistiera…el resultado final no tenía perdón.

Una tarde y hace mucho tiempo (tanto que el pelo largo hasta la cintura me obligaba a recogerlo en una coleta ancha, los mechones me caían al costado de la cara y los ojos permanecían frescos y vivaces) cogí un trozo de tela que encontré en el costurero, le hice un tajo y con una paciencia infinita me propuse imitarla recordando su afán por rescatar todo y no desperdiciar nada.

Mientras intentaba mantener la labor recta sobre las rodillas, me pinchaba con la aguja, manchaba la tela con una pequeña gota de sangre, me chupaba el dedo – de verdad lo digo- con vergüenza y un pelín de dolor, levanté la vista, la vi atisbando por los cristales y mientras se acercaba con su figura encorvada, inconfundible, escuché su voz.

¿A que no te atreves?”, preguntó mientras arrastrando una silla se sentó a mi lado. La miré fijamente. Dejé la costura y apoyé la tela en el suelo.

¿A que no te atreves a hacer “esto”?, explicó recogiendo tijera, aguja, hilo y trozo de trapo y dando un tijeretazo profundo lo rasgó y dividió en dos. Y con cada uno de ellos en las manos, despacito – como siempre solía hacerlo- habló.

En la vida siempre hay un principio, una parte intermedia y un final. El que te diga que de nosotros depende todo, todo…se equivoca. Porque en gran parte sí depende. Pero en gran parte no ¡porque hay tantas situaciones que influyen para incitarte a caer en la equivocación”.

Aunque si tú no das el primer paso, no habrá zancadas sucesivas”
Si te quedas estática y no te atreves a decir ni palabra ni el mismo Universo escuchará tu voz”
Si temes confundirte, meter la pata, arruinar lo poco que conseguiste, “la rueda” se detendrá. Nadie reparará en ti. Ni admirará tu osadía. Tu ambición de conocimientos. Tu valor”.

Si esperas que alguien tome la iniciativa en tu nombre ¡puedes esperar sentada!, ya que “el otro” supondrá exactamente lo mismo preguntándose “¿Y por qué debo ser yo, el primero. ¿Por qué yo??”.

La vida es ésta tela…¿lo ves?.”
¡Córtala!. ¡Hazla pequeños trocitos!. Colócala sobre una tabla y como un crucigrama, un puzle, recomponla con infinita paciencia. Algunos, pueden que a la primera no encajen. ¡Entonces insiste! festonea los bordes, apártalos, vuelve a ponerlos en un sitio hasta que hayas conseguido – al menos- un cuadrante aceptable que merezca aprobación

Y si alguien te aconseja que no lo hagas, míralo con displicencia, continúa con tu trabajo…Si estás realmente convencida de lo que quieres ¡da tu aprobación con la cabeza pero sigue, sigue, sigue los dictados de tu corazón!”

¿Sabes lo que significa un fracaso?”
No haber tenido la valentía de luchar por un cometido. Haber caminado por la senda que te indicaron sin pensar que podría haber “algo más” esperando que le descubrieras”.

No haber innovado por terror al ridículo, a las habladurías, al vacío, al qué dirán. ¡Niña!!!! ¡Es que hay que forzar las puertas de la imaginación, dejar entrar los sueños, las fantasías, los enamoramientos fugaces. La lágrima y la risa. La alegría y el dolor”

Pero todo eso se consigue ¡rasgando muchaaass telas y mandando a paseo las ideas preconcebidas!. Atreviéndose a cortar. Atreviéndose a todo aún a riesgo de equivocarse y comenzar de cero, aunque luego tú misma te debas pedir perdón”.

Se aprende a vivir y a sortear los escollos atreviéndose a decir SÍ, cuando estás absolutamente convencida de ello. Y a rechazar con el cuerpo, con la cara, con las manos todo aquello que por burlas del destino, para ponerte a prueba, te indica que silabees un NO”…

domingo, 12 de octubre de 2014

NO NOS DAMOS CUENTA



No nos damos cuenta, hasta que caemos en la cuenta que nada es como nos lo habían pintado.
Que la realidad no tiene una sola cara, y las otras, las que ni siquiera imaginamos, nos acechan dispuestas a despertarnos y volvernos de un navajazo a poner los pies sobre la tierra.
No nos damos cuenta de lo que somos ni de lo que valemos, hasta que todo se esfuma y nada es igual.
Cuando la estructura se desmorona.
Cuando quieres gritar y la voz se niega a salir.
Cuando el mundo que tenías desaparece sin siquiera haberlo notado –porque fue todo tan tácticamente calculado milímetro a milímetro que pasó desapercibido a nuestros ojos y los de los demás.

No nos damos cuenta de lo que hemos amado con pasión, hasta que el sueño se desvanece. Cuando llega el adiós inesperado. La frase hiriente tantas veces callada. El desencuentro maquillado de rutina. La conformidad. La disculpa. El perdón que nos pidieron y jamás se nos ocurrió negar. La tremenda desazón.

No nos damos cuenta de lo que pudimos llegar a ser y olvidamos en el camino. Y de lo que somos a fuerza de tesón y férrea voluntad.
Ni valoramos el habernos forjado a hierro y yunque, derramando lágrimas y escondiendo sonrisas. Tejiendo esperanzas en hilos tan finos que se fueron deshilachando y volvimos a anudar con torpeza, artesanía, belleza o improvisación. Pero los fijamos bien fuertes…sin medir el precio de   nuestro valor o la eternamente defendida dignidad.

Nos creímos dueños del universo, basándonos en palmadas y elogios.
Y cuando caímos, el estruendo fue mayor.
Nadie tendió la mano para ayudar a levantarnos, a apretarnos con firmeza contra el pecho, a pedirnos que no decayéramos, a explicarnos con paciencia que la vida no era buena ni mala, ni vengativa ni irreverente.
Solo era una sucesión de pruebas que debíamos ir cumpliendo y aprobar.
Paso a paso.
Poco a poco.
Sin creernos el centro del mundo ni el último que llegaba preguntando “¿qué lugar ocupo yo?”.
Hasta que caímos en la cuenta que confiar era imprescindible, pero también palpar el hoy.
Nos costó sangre, sudor y lágrimas aprender que los proyectos tienen corta, mediana o larga duración. Y los sueños hay que guardarlos bajo siete llaves, porque cuando menos lo esperas te asaltan y se los llevan o se cumplen tal y cual pediste en el “mantra” repetido como oración.

No nos damos cuenta del poder inmenso con el que cada uno nace.
Tampoco de nuestra capacidad de protegerlos.
Seguimos avergonzándonos que nos tilden de “locos”, “desubicados”, de “no asumir nuestras limitaciones”, ni que “ya no estamos en edad…”

¿Y por qué no?...Sencillamente me pregunto…¿por qué no?...
Tengas los años que tengas, siempre hay espacio para el milagro, para el descubrimiento, para abrir caminos donde nadie ha osado sembrar.
Siempre un pequeño hueco donde puedes introducirte y teñir  la imagen en blanco-negro, con el color que tengas a mano. Con cualquier color, porque lo que verdaderamente importa es darle un toque inimaginable, y lo valedero,  “atreverse a destrozar el lienzo y pintar”.

Perfilar tus ideas.
Darles forma.
Tirar prejuicios solo empujando  un dedo.
Solo hay que saber esperar. ¡Y cuánto cuesta hacerlo!
Pero no nos damos cuenta que “no es lo que uno pierde, es lo que uno gana en cada pérdida”.
Y cuanto antes nos demos cuenta de la inmensidad de la frase…todo será más llevadero y comenzará a mutar.
Cuanto antes la interiorices, te convenzas que no es una utopía, algo despertará con una rapidez inconmensurable, y tú, solo tú serás el “culpable” de cambiar esa vida que jamás imaginaste  serías capaz de moldear…

(cora.lasso@hotmail.com)