CARPE DIEM (Horacio 65aC-8aC) “Toma este día como si no fuera a existir el siguiente”

domingo, 6 de octubre de 2013

LA CULPA




Ya os hablé de él en alguna que otra ocasión.
Tiene coleta y barba. Unas gafas redondas que se resbalan continuamente hacia la punta de la nariz y siempre promete que va a arreglar.

Mi amigo es médico y psicólogo (de los buenos y entrañables). Por coquetería pura no dice su edad, pero ha pasado (estoy segura) los años en que los mayores con mucho camino recorrido,  se vuelven tan jóvenes de mente y espíritu, que uno no puede menos que quedarse callado cuando hablan y escuchar.

Me hace señas “así” con la mano y me enseña una banqueta invitándome a sentar. Mozart inunda la habitación en la que se ha colado con permiso.  La pipa que estaba fumando, aunque se ha apagado, ha dejado su santo y seña en esa habitación en la que si uno mira con ojo crítico necesita un repaso de arriba abajo, pero huele a hogar.

Comienza a hablar como si se supiera de antemano en lo que acaba de pensar. “…y entonces me explicó con lujo de detalles que la culpa no le dejaba conciliar el sueño y en cuanto apoyaba la cabeza en la almohada le empezaba a atenazar” (supongo que hablaba de un paciente, pero no quise preguntar)

Chupa su pipa con displicencia  y continúa,  supongo que reflexionando, como si yo no estuviera allí.  “Justamente había escuchado la entrevista a un viejo rockero explicando que “la culpa” es una mancha que te persigue y ni con piedra pómez te puedes quitar”

Se despereza. Ronronea como un gato. Mueve la cabeza de uno hacia otro lado - ¿para espantar fantasmas, quizás?- y prosigue:
“La culpabilidad es una enfermedad endémica que jamás se podrá controlar. No hay vacunas ni pócimas milagrosas para hacerlo. Si eres joven porque lo eres…si eres  viejo porque has cometido tantos pecados y tienes tantos remordimientos que ya ni sabes que pensar”

“Del dedo acusador de la culpa nadie se salva. Ni aunque te cambies de país o te fugues hacia el fin del mundo seguro que te va a alcanzar. Por eso insisto en que los niños son unos enanos ingeniosos porque su naturaleza les indica que deben experimentar. No sienten remordimientos: lo suyo es innovar sin sospechar que causan daño…Cuando eres adulto las cosas cambian porque la mayoría de injusticias las cometes con premeditación, alevosía y maldad para acumular poder, dinero, prestigio, reconocimiento ¿honor?. ¡Qué tontos son al no entender que la vida da tantas vueltas que muchísimas veces te hace regresar al punto de partida y ya no hay tiempo de volver a empezar”

Le miro intrigada. Sospecha que no entiendo a dónde quiere llegar. Sonríe y tose al mismo tiempo. Se suena la nariz y le echa “la culpa” al tiempo. Se levanta con cierta dificultad, coge  bolígrafo y  folio (de más está decir que le encanta hacer esquemas que supuestamente solo él entenderá)

“Aquí estamos. En pañales. Aquí comienza nuestra vida”, muestra,  al tiempo que comienza a hacer en esa línea que supuse recta, garabatos, signos de admiración,  curvas, paréntesis. Stop y señales. Caminos que no tienen fin. Grutas y cavernas y una flecha que desde el vértice derecho, regresa al punto de partida…”Y aquí volvemos cuando llegue el momento de marchar”, señala.

“Si has sido limpio y generoso, si has dado a más no poder, a rabiar, tu maleta invisible pesará tanto que a duras penas lograrás arrastrar. Cuando curioso la abras, apenas levantes la cubierta, aparecerán rostros agradecidos de gente que ni recordabas. Flashes de fotografías jamás tomadas pero que fueron parte de tu realidad. Amores y besos. Ternura infinita. Reconocimiento y admiración por como fuiste y  te prodigaste”.

“¡Pobre del que llegue al punto de partida cargando una bolsa de reproches y pesares. “Culpa” por no haber tenido la valentía y el coraje de pedir perdón cuando se equivocó,  dar la espalda cuando otro necesitaba su aliento. Pasar de largo cuando era ¡tan necesario!, detenerse un momento, encontrar una solución “de a dos”, extender la mano, soportar el peso ayudando a incorporarse. ¡Luchar codo a codo con el otro!”

“La justicia divina existe,  así creas en Dios, Mahoma o Alá! Los que suben como la espuma tarde o temprano bajan con una velocidad pasmosa, y cuando llegue el momento de despedirse se asombrarán de estar tan desnudos,  vacíos huecos e inconsistentes”.

“Sin nadie que esté a su lado para cogerles la mano, derramar una sola lágrima por ellos ni siquiera repetirles que la “culpa” es solo una palabra, a sabiendas que mienten  porque  de ella no se podrán desligar”


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