Desde mi adolescencia crecí de cara a
hojas desprovistas de todo contenido, sin letras ni palabras, párrafos o frases. Algo que los periodistas solemos llamar: “el síndrome del folio en blanco”.
Un folio que poco a poco se fue poblando
de inquietudes, borrones y tachaduras. Historias para no contar que fueron contadas con rabia contenida y pasión por
la verdad.
Decepciones y recelos. Certezas y
desaciertos. Miedo y furia. Traiciones y amiguismos. Enamoramientos superfluos.
Amor profundo y lealtad.
La vida es justamente un folio en
blanco y solo depende de nosotros entender lo que hay que volcar en ese espacio
inconmensurable que pretende engullirnos. Deletrear poco a poco, pergeñar el
contenido, darle forma y consistencia, hacerlo entendible no solo para nosotros
sino también para los demás, produce un miedo que paraliza ya que desconocemos
la forma de empezar.
Si le alcanzas un folio en blanco a
un adulto, te mirará intrigado antes de preguntar “¿qué hago con esto?”.
Prueba dárselo a un
niño…y te sorprenderás…
Te lo arrebatará de las manos. Hará
un bollo con él. Lo encestará divertido en la silla más próxima. Levantará los
brazos sintiéndose el jugador más envidiado del universo saludando a su público.
Te pedirá más hojas en blanco para garabatear figuras psicodélicas que ni él
conoce, dará alas a su imaginación, no respetará fronteras ni códigos. SOÑARÁ
con mayúsculas…Soñará…
Y cuando esté agotado de dar
pinceladas, brochas y trazos a sus deseos, cuando solo quede un folio en blanco,
es probable que te lo entregue, lo coloque frente a tus ojos y con la inocencia
propia de sus años desprovisto de vergüenzas y temores a hacer el ridículo, a
reinventarse o fracasar te rete con
un: “ahora tú”.
Invariablemente la solución a nuestros problemas está frente a nuestros
ojos y no alcanzamos a verlas.
Seguramente el “ahora tú”, será la llave para encontrar muchas
respuestas.
Empezar a reconocer quien fuiste.
Quien eres. Que fallos has cometido. Qué
atajos debes tomar para salir del laberinto en el que te has perdido. Hasta donde te atreves a llegar. Hacia dónde
vas…
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