CARPE DIEM (Horacio 65aC-8aC) “Toma este día como si no fuera a existir el siguiente”

sábado, 14 de septiembre de 2013

SEPTIEMBRE Y SU HOJA EN BLANCO



Septiembre trae el agobio del regreso. De los días más cortos. De la falta de luz y la perezosa despedida del sol.
Trae también recuerdos de un  verano que en Europa comienza a constiparse y tener tos.
De cicatrices en los pies de tanto andar libre y descalzo. De ecos de un riacho saltando entre las piedras. Del golpe milimetrado de las olas sobre las rocas. Del mar besando la orilla. De arena a la que se le antojó quedarse prendida a la toalla y allí se quedó.

Y trae  olor a tierra mojada.
A margaritas que ya no dan más de sí y duermen exhaustas en los tiestos, esperando despertar en la próxima ocasión.
Septiembre es cálido y duro a la vez, porque nos recuerda no solo lo que fuimos hace nada y lo que somos  hoy.

Septiembre levanta sobresaltos y mariposas que aletean en el estómago.
Facturas imposibles de pagar que se amontonan en el buzón.
Y miedo a enfrentarse a  la rutina o a la falta de ella.
A no saber hacia dónde dirigir los pasos,  mientras se activa – otra vez- el temor.

Temor a estrenar cuadernos flamantes con menos folios que antes.
A libros de texto prestados. A prisas por dividirte en mil personas diferentes. A querer estar en todos los sitios enjugando llantos ajenos y escondiendo el tuyo en un bolsillo interior.

Septiembre deja como al pasar, hojas en blanco para pintar de colores tu esperanza.
Y proyectos que tal vez nunca sean realidades, pero al fin…proyectos son…

E incertidumbre y planes. Sueños a los que tienes derecho a disponer cuando te plazca sin tabúes. Sin barreras. Sin un “no”.

Haz un bosquejo de tu futuro y tus próximos pasos, aunque tengas que romper al instante ese pedazo de ilusión.
Si te equivocas ¡no importa nada!.
 Vuelve a intentarlo, una vez y otra, y la siguiente hasta hallar el modo y la mejor forma. La mejor.
Convéncete que es normal tropezar, caerse,  levantarse.
Que si tus días han sido malos los próximos serán  mejor.
No tengas miedo  al riesgo  o la aventura.
No desafíes el abismo sin paracaídas, pero no descartes asomarte de puntillas gritando bien fuerte para comprobar “hasta dónde llega el eco de tu voz”.

Coge un papel cualquiera y con trazos pequeños al principio, más enérgicos cuando cojas confianza, colorea alternativas, señala senderos, trampas y atajos haciendo caso a tu intuición.

Palpita y teme. Goza y disfruta.
Cabréate si es necesario hasta con tu sombra.
Rechaza y acepta.
Estate atento y escudriña.
Aprovecha la ocasión.

Sólo está preparado para el éxito quien ha sufrido el fracaso.
Te lo repito: rellena  septiembre y su hoja en blanco que también te pertenece.
Hazte a ti mismo ese favor.







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