CARPE DIEM (Horacio 65aC-8aC) “Toma este día como si no fuera a existir el siguiente”

lunes, 12 de noviembre de 2012

AUNQUE CREAS QUE LO SABE ¡DISELO!






Estamos acostumbrados a dar todo por hecho. A creer que  los demás saben lo que pensamos y sentimos. A asegurar el valor de nuestros deseos y sentimientos  sin darle espacio a la duda. A suponer que es inútil repetir frases, gestos, miradas, insistir o subrayar porque amparados en el silencio todo resulta más cómodo, sencillo, poco comprometido, menos empalagoso.
Pero no somos máquinas programadas para responder “Me gusta. No me gusta. Sí. No”, porque más allá de tu mundo hay otro absolutamente diferente  que pide palabras y definiciones a gritos. Gente que observa, necesita, espera conocer todo aquello que escondemos y no dejamos aflorar por pura vergüenza o falso pudor.
Muchas veces, cuando estás desesperado, te sientes solo y vacío, pensarás en llamar a un amigo para descargar tu pena, hablarle de tu dolor y la conclusión es inmediata: "si ya lo sabe... no quiero molestarle". 
Y yo te digo "¡llámalo"!
Cuando miras a tus hijos y una ola de ternura te envuelve, el orgullo "te puede" al comprobar que vuestro esfuerzo y enseñanzas no han sido en vano, que a pesar de las discusiones, riñas y enfados, él también ha comprendido que el camino que indicastéis  es el correcto...¡no te calles, ni te tragues las palabras, cuéntaselo!
Da igual que tengas una pareja desde hace veinte años o la hayas conocido seis meses atrás: en algún momento te plantearás si entre ambos, en vez de construir poco a poco el mismo camino que os habíais trazado, fulminasteis el amor.
Tómate un segundo y reflexiona. En este último tiempo ¿cuántas veces te has dirigido a “ese alguien” confesándole tu amor? ¿Cuántas has repito: “te quiero”. “Te necesito”. “Eres él o la mejor”?
Deja de esconderte en  silencios ambiguos. Destruye la muralla que levantaste a tu alrededor. Tengas los años que tengas,  recupera la frescura del adolescente que seguramente se ha escondido en algún recoveco y quiere salir del encierro a pesar de tu prohibición.
Vuelve a ser tú mismo y sin dobleces.
Coge y acaricia  la mano del que realmente amas, y aunque estés convencido que ya lo sabe ¡díselo!. Intercambia miradas cómplices, regálale un beso que no sea el de compromiso o por obligación. Cuéntale hasta quedarte ronco,  que de no haberse cruzado en tu vida nada hubiera tenido el sentido que tiene hoy.
Arropa. Protege. Acorta distancias.  Mima. Acaricia.
Demuestra sin tapujos quien eres. Entiende de una vez por todas que aunque hayas  sido educado con esos falsos códigos… Huraño y distante, lejano y solitario no se está mejor…

No hay comentarios:

Publicar un comentario