No voy a hacerlo, ni tengo porqué ocultarlo.
Si pienso en el “Ayer”, en infinidad
de ocasiones me dan ganas de echarme a llorar.
“Ayer” era la liviandad…y ahora,
mirándolo a la distancia comprendo que con ojos de adulta, lo era. Sin más ni
más.
Ayer, era también el nada que perder porque todo llegará.
La inconsciencia.
El riesgo.
El querer competir sin perjudicar a
nadie pero demostrando que eras más aunque en definitiva fueras menos que los demás.
AYER y con mayúsculas, era el “ya habrá tiempo para todo, aunque el
tiempo se dilatara de forma insospechada” porque siempre quedaba “un restito
más”.
El calendario volaba. Los meses
devoraban no solo hojas y estaciones.
Fríos. Heladas. Sofocos y calor que debíamos soportar.
Y el paso del tiempo nos fue
devorando en complicidad con las nuevas tecnologías.
La verborragia cibernética.
Las redes sociales. Internet. Facebook
Y “Guasap” que hicieron lo suyo.
Nos sentimos apartados de un mundo
que no era el nuestro y en el que había que pegar gritos a los hijos cuando
algo en el ordenador fallaba y te encontrabas diciendo: “¡Puedes venir?!!!.
¿Puedes explicarme????! ¡No entiendo qué pasa!!!! ¡¡¡No doy más!!!”
Y con dos “tecleos”, con dos pulsadas te devolvían a la vida.
¡Vaya si te sentías mal!
Pero AYER ES HOY.
Porque no solo cuando el agua les
llega al cuello te vuelven a llamar.
Porque YA VIVISTE – de diferente
manera (eso nadie lo niega) lo que hoy les toca vivir.
Y se sorprenden.
Y no solo hablo de los hijos. Hablo de los que
se dan de sabios mirando por encima
del hombro pensando: “¡No tengo nada que aprender! ¿¡Que me van a enseñar!?”.
A esos les recuerdo que el pasado
siempre vuelve.
En la política.
En las relaciones personales.
En la sociedad.
Nada está inventado aunque se le
quiera matizar con pinceladas.
El Déjà Vu (sensación de haber pasado con anterioridad una situación que
se está produciendo por primera vez), sigue “palpitando”.
Por eso la experiencia. Lo vivido y
recordado a fuego VALE MÁS QUE NADA EN EL MUNDO.
Habrá sillas vacías de quienes nos
han dejado.
Habrá huecos imposibles de llenar.
Y melancolía para dar y repartir.
Y frustraciones.
Y elementos inexplicables que se han
unido para amargarte la existencia.
Aunque los quieras evitar ESTÁN.
ESTARÁN.
Anécdotas.
Risas y comentarios de los que han
sabido captar la esencia de la sabiduría.
Ver.
Aprender.
Escuchar.
Llevarlo a buen término. Limar
errores – aprendiendo de las propias experiencias- y fallos.
MODIFICAR.
¡¡¡Eso es justamente lo que debemos
rescatar!!!
Todo ese caudal de vivencias es un
auténtico tesoro.
Un tesoro ¡¡¡infinito e
incalculable!!!!, al que tarde y temprano
RECURREN.
AYER ES HOY.
A NO OLVIDARLO ¡JAMÁS!
Déjà Vu…amigos…¿os suena de algo?
Déjá Vu.
El Ayer es Hoy…
(cora.lasso@hotmail.com)